Seguro que alguna vez has escuchado eso de: escribe cómo te sientes o lo que piensas.
Pero, ¿para qué escribir mis emociones? ¿De verdad sirve para algo escribir lo que pienso?
La respuesta es: rotundamente sí.
Lo que un lápiz y un papel puede hacer por ti y por tu cerebro es mucho.
Descubramos algunos de sus beneficios:
1. Para el procesamiento emocional
Cuando pensamos en gestionar emociones, hay algo que pasa muy desapercibido y que tiene un poder transformador: ponerles nombre.
Y si estas palabras tienen un gran poder, ¿qué pasa al escribirlas? Que pueden
multiplicar sus beneficios.
- Algo tan simple como describir lo que sentimos y trasladar a un papel nuestro hilo de pensamientos proporciona, entre otras cosas, alivio y desahogo.
- Escribir nos ordena y nos proporciona más claridad, “ventilando” el mundo
- emocional y dando una estructura a nuestras ideas. Y una herramienta al alcance de todos los bolsillos.
- Es el paso previo a saber qué pasos seguir a continuación para poder manejar lo que estamos experimentando.
Ciencia en mano: los estudios de Pennebaker
El vínculo entre la escritura y el procesamiento emocional ha sido objeto de estudio en la ciencia. Susan David, en su libro Agilidad Emocional, nos descubre las investigaciones de Pennebaker, uno de los referentes en el estudio de este fenómeno. Realizó estudios en los que dividió a los participantes en dos grupos:
- Al primer grupo les pedía que escribieran sobre experiencias llenas de carga emocional para ellos y al segundo, que escribieran sobre cosas cotidianas. (el tiempo o el precio de los tomates en el súper).
- Ambos grupos escribían durante 20 minutos al día, tres días consecutivos.
¿Qué se observó?
Que las personas que escribieron sobre situaciones emocionalmente significativas notaron una mejoría en su bienestar mental y físico.*
Y esto no se debe a ningún efecto mágico en el papel.
Escribir lo que sientes y lo que piensas te ayuda a crear un espacio en el que puedes distanciarte y pensar con mayor claridad, ampliando tu margen de maniobra para elegir qué reacción vas a llevar a cabo.
Además, según estudios posteriores, se vio que escribir sobre las emociones propias es una forma eficaz para manejar la ansiedad, el estrés y la pérdida.
*Estrategia igualmente válida para hacerlo en un documento en el ordenador, en el móvil o incluso ¡en formato audio!
2. Para el sistema inmune
Olvídate del Actimel: escribir tus sentimientos fortalece tus defensas.
(Sí, si, como lo lees).
En estos mismos experimentos, Pennebaker comprobó que unos meses después las personas que escribían sobre su mundo interior reforzaron su sistema inmune e incluso disminuyeron su presión arterial.
3. Para la consolidación del progreso
Es más frecuente pensar en escribir como herramienta de aprendizaje cuando estamos estudiando, pero también es útil para el proceso terapéutico.
Escribir ayuda a afianzar las nuevas ideas o reflexiones surgidas en terapia.
Y más importante: para que lo que vamos aprendiendo no se desvanezca por el camino.
¿Quién no ha salido de una sesión con las cosas más claras y luego a los días se le ha ido olvidando?
Esto es porque normalmente sobreestimamos nuestra capacidad de recordar. Y como dice Greg McKeown, la mente es una mala oficina.
No dejes que se “traspapelen” tus avances.
(Un saludo a mis pacientes que saben lo pesada que soy con esto).
4. Como recordatorio visual
Añádele un plus a tu trabajo personal a través de mensajes que estén fácilmente accesibles a tus ojos o disponibles cuando los necesites. (abstenerse de frases positivas prefabricadas; mejor reflexiones propias).
El formato lo eliges tú: en forma de post-it, anotaciones en tu agenda, libretas e incluso notas digitales en tu móvil que te recuerden esas cosas importantes que están escritas de tu puño y letra (o de tu dedo y tecla).
Aprovechando que el sentido más poderoso de los humanos es la visión, un cambio en lo que ves puede llevarte a un cambio en lo que haces.
En definitiva, hacer uso de la escritura para mejorar el bienestar emocional es una buena (y eficaz) idea.
Y si se une al proceso de terapia es una combinación ganadora.
Por eso, me aseguro de que mis pacientes sepan esto desde el primer día y les motivo a practicarlo. Puede que todo el mundo no le sirva, pero intentarlo te dará la respuesta.
Te animo a que tú mismo/a hagas tu propio experimento y pongas en práctica el poder de la escritura.
Laura.
Referencias bibliográficas:
- David, S., & Terradas, P. F. (2018). Agilidad Emocional(1.a ed.). Editorial Sirio.
- Pennebaker, J.w. y Evans, J.F. (2014). Expressive writing: words that heal. Enumclaw (Washington), USA: Idylll Arbor.